En agosto del 2008, camino a mi trabajo sufrí un accidente de tránsito. La puerta de bus en el que viajaba aplasto mi columna vertebral dejándome con la salud totalmente quebrada. Acudí a traumatología de la clínica San Pablo, donde me saco placas que mostraban mis vertebras separadas. El especialista me dijo que así quedaría y para calmar los dolores lo único que tendría son las inyecciones.

Pasado el susto, traté retomar mis actividades de diarias de manera normal, pero a los dos meses me resultaba difícil al caminar. Los dolores eran cada día más intensos, hasta me sentí morir. Pensé entonces en mis padres, quienes viven en Trujillo. Pensé en mi juventud que ya se acababa. Llore mucho. Algunos amigos me dijeron que seguramente necesitaba una operación.

Yo no quería ser una carga para mis padres, los dolores se intensificaban, entonces in mi desesperación pedí ayuda a Dios. Que me da otra oportunidad en la vida para caminar como antes, si le ha fallado en algún momento que me perdone. Le pedí que me sane, que siendo la hija mayor mi deseo ayudar    a mis padres, Le pedí me tocara, que guiara mis pasos para encontrar el lugar donde debía atenderme para recuperar la salud. Rece mucho.

Cuando de pronto se me ocurrió buscar en los formularios del Seguro Pacifico, encontrando varios centros quiroprácticos y creo que Dios me direcciono a Quiromedic. Llegue al centro rezando que bendiga a quienes me atenderían.

Una vez frente al doctor quiropráctico Daniel Molalegne, quien con mis radiografías en mano me esperaba, me explico mi situación, y muy seguro me dijo que me sanaría, que no me preocupara, en tanto yo empecé a llorar de emoción, porque no podría creer que había encontrado la solución a mi gran problema. El doctor me pidió tranquilidad, que tenía que tener ideas positivas para ayudarme sanar. Empecé mis terapias de inmediato y a obedecer todo lo que se me indicaba. A los dos meses ya estaba sintiendo mejoría y continúe con las sesiones de ajuste y terapia física. Hoy doy gracias a Dios de haber me escuchado y guiado mis pasos hacia un quiropráctico tan profesional, tan seguro, tan efectivo en su especialidad.

Ya puedo caminar como todos, correr, agacharme ¡He recuperado mi salud Dios mío! ¡Soy Feliz! ¡He vuelto a nacer! Todos los días rezo para que ayude las personas que trabajaban en Quiromedic y sigan siendo instrumento de Dios para que sigan sanando a los pacientes.

Que Dios le bendiga

Kelly.

21 años.